EL ECO DE ALHAMA NÚMERO 19 | EDITORIAL |
EDITORIAL María Carmen Amate Martínez Nos parece que fue ayer cuando presentábamos el primer número de El Eco de Alhama en el marco incomparable de la Piscina Municipal. La imagen del agua, el verdor intenso de los árboles del entorno y el afecto y apoyo que nos brindasteis en aquella calurosa tarde del mes de Julio del año 1996 dieron lugar al nacimiento de una imagen que sigue conservando su nitidez en la memoria de aquellas personas que nos acompañaron en este acontecimiento. Desde entonces han transcurrido diez años, casi sin darnos cuenta. Hoy, estos diez años y diecinueve números de la revista, vistos desde la distancia que marca el tiempo, han producido una mejora en el conocimiento de nuestro pasado como colectividad y como pueblo. La investigación histórica ha cumplido, una vez más, uno de los objetivos que la definen: el de proyectar un rayo de luz sobre el velo que cubre los acontecimientos pasados y ofrecer esos conocimientos para mejorar actuaciones futuras. Del mismo modo, las imágenes del presente, producto de la investigación en los diferentes sectores: economía, medioambiente, etc. publicadas en el transcurso de estos años permitirán a las generaciones futuras acercarse a la situación socioeconómica del pueblo en estos años de cambio de siglo. Hemos tratado también, tanto desde la Asociación Cultural como desde el foro para la cultura que significa la revista, intervenir en el marco cultural del pueblo con el fin de colaborar con actuaciones concretas en su calendario de actividades. Exposiciones, conferencias, jornadas de lectura, han sido algunas de las actividades con las que hemos participado. Lo realizado hasta ahora no nos debe conducir hacia una complacencia que nos lleve a perder la visión de la situación real en la que nos encontramos. No nos engañemos. No es precisamente la cultura uno de los aspectos más valorados en la sociedad en la que nos movemos. Ejemplos en este sentido no nos faltan en todos los niveles. Sin ir más lejos, es significativo que en las menciones de reconocimiento a la afición por la lectura, otorgadas con motivo de la celebración del Día del Libro en Alhama este pasado mes de abril, quedase desierto el apartado correspondiente a los jóvenes. ¿Acaso no leen los jóvenes? La familia, los profesionales de la educación, las instituciones de la cultura, los responsables políticos, ¿hacemos todo lo que está en nuestra mano para mejorar esta realidad? Es un interrogante que debemos de hacernos. Pese a todo hay que ser optimistas, aunque sin perder la capacidad de crítica y, sobretodo, la ilusión para continuar con la línea marcada. Los esfuerzos en potenciar la cultura es una de las inversiones más prometedoras que un pueblo puede hacer. Si bien sus efectos se aprecian a largo plazo, suponen uno de los revulsivos más efectivos para la mejora de una sociedad. Estos principios son los que han marcado la línea editorial de El Eco de Alhama en el transcurrir de estos años y a ellos nos debemos en nuestras próximas actuaciones. Estos mismos planteamientos, respecto al valor de la cultura, impulsaron hace cien años a nuestros antepasados, los alhameños que fundaron el primitivo Eco de Alhama, el de 1903, a crear en el pueblo el primer medio de expresión para la difusión cultural entre sus gentes. También estos planteamientos de valoración de la cultura subyacen en el acuerdo adoptado por el Ayuntamiento de Alhama de Almería de perpetuar, con una calle, el nombre de El Eco de Alhama, por ser el primer medio de expresión cultural escrito nacido en el pueblo. Por ello, en nuestra condición de alhameños y también en la de continuadores de aquel primitivo Eco queremos manifestar, desde estas líneas, nuestra gratitud y reconocimiento ante la sensibilidad cultural manifestada en este acuerdo. Para finalizar esta especie de memoria hemos de señalar que la revista que ahora tienes en tus manos es el fruto de un doble compromiso. De una parte, lo es del esfuerzo personal y económico de mucha gente, del empeño de personas e instituciones que comparten el amor por el conocimiento y también por su tierra. De otra, es también el producto de una inquebrantable fidelidad: la fidelidad que habéis manifestado durante todos estos años al hacerla vuestra, al destinarle un espacio relevante en cada uno de vuestros hogares. En definitiva al integrarla en vuestras vidas como algo cotidiano. A todas estas personas e instituciones, nuestra gratitud. |