Posiblemente las 
                tres palabras clave que más suenan al hablar de temas medioambientales 
                en general, y sobre residuos en particular, sean las de: reducción, 
                reutilización y reciclaje. 
              La reducción es quizás la parte más sencilla y sin embargo la 
                más difícil de controlar, ya que depende en gran medida de que, 
                los que producen residuos, es decir, nosotros, contribuyamos en 
                reducir el volumen total de basuras generadas. Esto se podría 
                conseguir por ejemplo escogiendo preferiblemente productos que 
                no estén envueltos en esos interminables envoltorios que inevitablemente 
                al final van a al vertedero.
               La reutilización es una cuestión tanto del consumidor como de 
                las empresas, ya que estas últimas deberían evitar fabricar productos 
                que sean desechables o difícilmente reutilizables. Así, si uno 
                puede recargar los cartuchos de tinta de las impresoras, los bolígrafos 
                y los mecheros, cuantas más cosas se podrían reutilizar. 
              Por último el reciclaje, se nos aparece como algo más complicado, 
                pues no solo depende del ciudadano y de las empresas, sino también 
                de las administraciones. Para que se pueda reciclar, deben existir 
                empresas que puedan obtener un beneficio de los productos reciclados. 
                Para que se pueda reciclar, gran parte del esfuerzo de recogida 
                y tratamiento vendrá de parte de unas administraciones más o menos 
                concienciadas y una normativa que obligue a tal esfuerzo. Y por 
                último, para reciclar se necesita que el ciudadano ayude en la 
                separación desde el origen de esos residuos. 
              Esto puede hacer pensar, que sea necesaria la "confluencia de 
                determinados astros" para que se produzca el milagro del reciclaje. 
                Seguramente más de uno, al pensar en separar las basuras, piensa 
                en esos europeos del norte , como los alemanes, que tienen cuatro 
                o cinco cubos de basura en la cocina, uno para cada tipo de residuo: 
                papel, vidrio, orgánico etc.
               Pero a partir de este año 2003, los alhameños hemos comenzado 
                a ser, desde un punto de vista medioambiental, más europeos. 
              Al principio fue el vidrio (los contenedores verde claro con 
                forma de iglú), pero al empezar este año se le han unido el contenedor 
                azul para el papel y el cartón, el contenedor amarillo para envases 
                (plástico, metal, etc.) y el verde oliva oscuro que en ocasiones 
                también es gris para los residuos orgánicos. 
              Ya se han puesto los medios. Ahora depende de nosotros que esta 
                recogida sea más eficaz y beneficiosa para todos. Sólo hay que 
                hacer un poco que esfuerzo clasificando la basura en nuestras 
                propias casas y luego depositándolas en el contenedor adecuado. 
                A veces, puede que nos hagamos un lío ya que por ejemplo los Tetra-Brik 
                son básicamente de cartón, pero van al contenedor amarillo de 
                envases, ya que también están formados de plástico y aluminio. 
                También podemos preguntarnos que se hace con todo esto que se 
                clasifica con tanto cuidado y que es eso de las plantas de tratamiento, 
                compostaje y reciclado de residuos. 
              Para responder a todo esto se hace necesario conocer un poco 
                como funciona este proceso del reciclado. 
              Desde que los ciudadanos depositan sus basuras en los contenedores, 
                los residuos pasan por un largo camino hasta convertirse en abonos, 
                nuevas botellas, nuevo papel o partes de productos fabricados 
                con material reciclado.
               De este modo en el caso de los residuos orgánicos, estos son 
                depositados por los camiones de recogida de la basura (en nuestro 
                caso la empresa es FERROSER) en unos grandes huecos sellados para 
                evitar malos olores. La basura al caer en estos depósitos es derivada 
                hacia una serie de filtros que realizan la primera separación. 
                A un lado quedan los materiales susceptibles de reciclaje y reutilización, 
                por otro lado caen los residuos orgánicos. Estos últimos pasan 
                por un sistema de limpieza de metales que hayan podido quedar 
                sin separar anteriormente. Desde ese lugar pasan a un depósito 
                llamado área de fermentación, donde se mantienen un tiempo hasta 
                que van cayendo y vuelven a ser filtrados mediante un sistema 
                de afino, hasta un vertedero controlado. Es en ese lugar donde 
                se convierte, por medios naturales de fermentación, en abono orgánico 
                llamado compost. Este abono puede ser comercializado para su uso 
                agrícola.