| EL ECO DE ALHAMA NÚMERO 8 | ECOLOGIA Y MEDIO AMBIENTE | 
La Ruta de la Uva
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       GTEYMA 
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En todos los itinerarios se presenta una misma metodolog�a; un Cuaderno 
  del Profesorado con una descripci�n de las paradas seleccionadas, en �stas se 
  pueden observar caracter�stica biol�gicas, geogr�ficas, geol�gicas, hist�ricas 
  y medioambientales de inter�s. Y un Cuaderno del Alumnado en el que hay actividades 
  dise�adas para alcanzar los objetivos propuestos.

La cuenca del r�o Andarax es una zona muy contrastada, tanto desde el 
  punto de vista del medio f�sico como humano, ya que presenta una gran variedad 
  de paisajes f�sicos y al mismo tiempo, las comarcas del interior muestran una 
  profunda situaci�n de estancamiento y retroceso demogr�fico y econ�mico, frente 
  al dinamismo y la expansi�n de las zonas litorales. Esto es debido a que la 
  �nica actividad econ�mica es la agricultura, con claros s�ntomas de inadecuaci�n 
  a los nuevos cambios que dejan a la agricultura tradicional estancada y sin 
  futuro, dada su escasa rentabilidad. En parte esto es debido a la casi exclusiva 
  orientaci�n a la producci�n de uva de mesa, desde el siglo XIX y el retroceso 
  que est� experimentando en la actualidad. Los esplendores econ�micos ligados 
  a la miner�a han sido muy ef�meros. De todas formas, el itinerario discurre 
  por una zona geogr�fica de gran inter�s para los asentamientos humanos, siendo 
  ocupada desde los tiempos m�s remotos, lo que le ha dado una personalidad indiscutible. 
  En ello han contribuido tanto el relieve como la dificultad de las comunicaciones, 
  que hacen que sus formas culturales se vean poco afectadas del paso del tiempo.
Geogr�ficamente, el itinerario, transcurre dentro de la Zona B�tica, 
  y en concreto, en las unidades al Sur de la Penib�tica que est�n cosntituida 
  por la Depresi�n de las Alpujarra y las Sierras Litorales (Sierra de G�dor).

Se trata de una depresi�n 
  que discurre de Oeste a Este, en su curso alto o medio, entre Sierra Nevada 
  y Sierra de G�dor, para despu�s tomar direcci�n Sur e incluso Surestte, dejado 
  por el Este Sierra Alhamilla y el piedemonte de Campo de N�jar. En unos 70 Kms 
  desciende desde los 1.000 m. de altitud hasta el nivel del mar.
El r�o que recorre el Valle nace al pie del Almirez, presentando una 
  fuerte pendiente en su curva de aforo, lo que le hace tener m�s capacidad erosiva. 
  Los materiales por los que discurre, en principio son esquistosos, del Complejo 
  Nevado Fil�bride, despu�s lo hace sobre materiales sedimentarios ne�genos (miocenos, 
  pliocenos y cuaternarios)
El Andarax no es propiamente un r�o, debido a que en su cauce bajo, es 
  m�s bien una rambla, por el deficiente e irregular r�gimen de precipitaciones 
  que tiene su cuenca y por su r�gimen que es pluvio-nival, adem�s de la acci�n 
  antr�pica que tiene un sistema tradicional de aprovechamiento para regad�os. 
  hay que se�alar el original sistema de "boqueras" que permiten aprovechar las 
  riadas, con lo que mejora su capacidad de riego y disminuye el riesgo de inundaciones 
  regulando el caudal. Recibe como afluentes m�s importantes el R�o Nacimiento 
  que procede del Pasillo de Fi�ana, que separa Sierra Nevada de Sierra de los 
  Filabres, y la Rambla de Tabernas, entre Sierra de los Filabres y Sierra Alhamilla. 
  Ambos afluentes discurren por materiales blandos miocenos (limos y arcillas) 
  y desprovistos de vegetaci�n, por lo que su geomorfolog�a presenta una gran 
  capacidad erosiva determinando un paisaje de c�rcavas y barranqueras (bad-lands).
PARADAS
DESCRIPCI�N RECOGIDA EN EL CUADERNO DEL PROFESORADO
FINCA DE HU�CHAR
Desde aqu� se puede observar una amplia panor�mica de la parte de la 
  subcomarca denominada "Bajo Andarax" y �reas cercanas.
Desde el punto de vista geol�gico y geomorfol�gico, el valle es una cuenca 
  alargada en sentido Oeste-Este en sus dos primeros tercios, adquiriendo un el 
  �ltimo tramo, a partir de G�dor, direcci�n NO-SE. Est� limitado al Sur por Sierra 
  de G�dor, al Oeste por Sierra Nevada, al Norte por Sierra de los Filabres y 
  al Este por Sierra Alhamilla y desierto de Tabernas.
La cantera explota las calizas travert�nicas del Pliocuaternario. Son 
  calizas travert�nicas, con varios metros de espesor, con huellas de plantas 
  que se han originado por la evaporaci�n y precipitaci�n qu�mica del carbonato 
  c�lcico de aguas procedentes de los manantiales (de los que a�n quedan algunos) 
  existentes en esta zona donde llegaba a aflorar el nivel fre�tico el acu�fero 
  de Sierra de G�dor. La cantera se va extendiendo a�o tras a�o, provocando un 
  notable impacto paisaj�stico.
LAS RAMBLAS: Desde este privilegiado mirador se pueden ver los cauces 
  de varias ramblas importantes (r�o Nacimiento, rambla de G�rgal). Se trata de 
  torrentes t�picos del clima semi�rido Mediterr�neo, que se comprotan como cauces 
  estacionales, con cuenca de recepci�n, canal de drenaje y cono de deyecci�n 
  ("pie de monte").
Presentan fuertes pendientes en las zonas monta�osas y moderadas en sus 
  tramos medio-bajos, visibles desde aqu�. Las ramblas tienen, sobre todo en su 
  curso alto, un tremendo poder erosivo debido a la torrencialidad de las lluvias 
  y escasez de vegetaci�n, junto a la escasa permeabilidad de las rocas, determina 
  una baja infiltraci�n.
Cuando est�n secas, las ramblas desarrollan una vegetaci�n caracter�stica 
  de plantas indicadoras del nivel fre�tico superficial y poco exigentes (adelfas, 
  tarajes, retamas). Gran parte de los cauces de las ramblas est�n ocupadas por 
  cultivos de c�tricos. En muchos casos han sido encauzados por muros artificiales 
  de contenci�n de avenidas.
Se observa, tambi�n la red viaria de la comarca: carreteras, ferrocarril 
  y una extensa red de pistas forestales. Al respecto hay que decir varias cosas:
1.-Que las carreteras y v�as f�rrea aprovechan las v�as naturales de comunicaci�n: el corredor entre Sierra Nevada y Sierra de Filabres y el valle del Andarax y ramblas afluentes. Desde aqu� se observan varias carreteras, la v�a f�rrea y los puentes de Santa F�: el antiguo y el nuevo. Tambi�n son claramente visibles los movimientos de terrenos provocados por la construcci�n del nuevo puente de la carretera de las Alpujarras y su impacto.
2.- Parece excesiva la cantidad de pistas de monta�a construidas. Creemos que no son necesarias, deterioran irreversiblemente el paisaje y sirven de v�as de entrada de muchas personas que deterioran estas �reas monta�osas.
3.- Se puede observar un antiguo edificio que es una subestaci�n el�ctrica, resto de un tiempo en que la actividad econ�mica de la comarca era m�s importante. Puede que acabe siendo, junto al puente viejo de Santa F�, monumento de "arqueolog�a industrial".
Tambi�n puede observarse un cambio en el tipo de cultivos: se abandona 
  el parral, en decadencia, por el olivar.
LOS MILLARES

  Vista general del t�mulo. En Mart�n Almagro y Antonio Arribas.
  El poblado y la necr�polis megal�ticos de los Millares. Madrid, 1963 
En esta comarca no hay constancia de la presencia de culturas del Paleol�tico 
  y Neol�tico, aunque se cree que este valle fue v�a de penetraci�n de culturas, 
  sobreviviendo a diversas invasiones y disemin�ndose en peque�as poblaciones 
  cuya estructuraci�n se mantiene hasta la actualidad. Tardaron varios milenios 
  en "dominar" estos parajes como demuestra la existencia de elementos de la cultura 
  de Los Millares y monumentos megal�ticos. La metalurgia del cobre est� evidenciada 
  a trav�s de la cultura de Los Millares, correspondiente al tercer milenio antes 
  de Cristo: se trata de un poblado con m�s de 2.000 habitantes, que usaba la 
  cer�mica ("vaso campaniforme") y objetos de cobre. Consta de tres murallas defensivas, 
  tumbas colectivas situadas fuera del poblado, del tipo "THOLOI", que consiste 
  en una c�mara circular con flasa c�pula y corredor. Era una sociedad tribal 
  relativamente avanzada que acompa�an al difunto en los enterramientos con objetos 
  persoanles e idolillos seg�n el rango del personaje.
Se cre�a que las murallas eran de tipo defensivo ya que sus habitantes 
  proced�an del Mediterr�neo oriental y las utilizaban para defenderse de los 
  pueblos aut�ctonos. Hoy se piensa que son ampliaciones del poblado debidas al 
  aumento demogr�fico. Hay varias interpretaciones de su origen: puede ser oriental, 
  aut�ctonos o de cierta influencia oriental, siendo esta �ltima versi�n la m�s 
  aceptada.
CANTERA DE �RIDOS
Seg�n Esteban Bolea (1977), se dice que hay un impacto ambiental cuando 
  una acci�n o actividad produce una alteraci�n en el medio o en alguno de los 
  componentes del mismo. La alteraci�n puede ser positiva o negativa, grande o 
  peque�a, etc. De la necesidad de estimar el alcance de los impactos ambientales 
  surge el concepto de EVALUACI�N DEL IMPACTO AMBIENTAL.
La evaluaci�n de un impacto ambiental debe abarcar no s�lo los aspectos 
  descriptivos del mismo sino, adem�s aspectos que permitan prever la naturaleza 
  y magnitud de los efectos ambientales, efectos sobre la salud y el bienestar 
  etc..., en relaci�n con el medio y la poblaci�n.
Esta cantera, de grandes dimensiones, extrae rocas calizas y dolom�ticas 
  de Sierra de G�dor. Estas rocas pertenecen al "Complejo Alpuj�rride" y se utilizan 
  para la construcci�n en forma de bloques y �ridos. Con maquinaria pesada y explosivos 
  se extrae la roca de la falda de la monta�a y despu�s se machaca y tamiza para 
  separar los distintos tama�os de grano.
Como consecuencia de esta actividad hay m�ltiple impacto:
A) EL VISUAL O PAISAJ�STICO: La cantera erosiona 
  r�pidamente la monta�a provocando una "cicatriz" que aumenta a�o tras a�o. Dada 
  la rapidez de la erosi�n esta huella destaca y permanece por mucho tiempo. No 
  parece haber previsto ninguna medida correctora de este impacto.
B) EL AC�STICO: El ruido de la maquinaria pesada incide sobre los trabajadores de la cantera y sobre todos los habitantes cercanos a la misma.
C) IMPACTO SOBRE LOS ACU�FEROS: Los lodos que se desprenden en el proceso de la producci�n de �ridos son vertidos directamente sin ning�n tratamiento. Dado que esta zona de calizas es muy permeable, dichos lodos pueden acabar pasando a los acu�feros y provocar su contaminaci�n. Como estos acu�feros son vitales para la vida de esta comarca f�cilmente se comprende la repercusi�n posible de esta actividad.
SECUELAS DE LOS INCENDIOS
En esta parada se pueden observar las huellas de un incendio reciente 
  Cada vez son m�s frecuentes en Andaluc�a y, muchas veces, no se deben a causas 
  naturales sino que un 33,3%, en 1994, fueron intencionados. En septiembre de 
  1993 se public� en un peri�dico que en alg�n pueblo exit�an "tarifas" por provocar 
  un incendio. Seg�n el INFOCA, las causas m�s habituales son intereses cineg�ticos, 
  creaci�n de pastizales para pastoreo, gamberrismo, etc.
La provincia de Almer�a ha sufrido varios incendios graves en los �ltimos 
  tiempos:
En noviembre de 1990 fueron devastadas 400 hect�reas del t�rmino municipal 
  de Alcolea. Durante dicho a�o se perdieron 4.800 hect�reas, en total.
En verano de 1991 un incendio arras�, en Sierra de G�dor, alrededor de 
  11.000 hect�reas, en total.
Se quemaron encinas, quejigos, algarrobos y pinos, vi�ndose afectados, 
  directa o indirectamente, varios pueblos: Alhama, Canj�yar, R�gol, Terque e 
  Instinci�n.
A lo largo de 1994 los incendios arrasaron m�s de 7.500 hect�reas, ocupando 
  la provincia almeriense el segundo lugar entre todas las andaluzas en hect�reas 
  quemadas.
La prevenci�n de incendios se ha incrementado (vigilancia, cortafuegos, 
  leyes penales, planes de protecci�n, campa�as de sensibilizaci�n...). A lo largo 
  de 1996 esta prevenci�n ha sido eficaz, con la ayuda de las condiciones climatol�gicas 
  que han sido muy favorables.
En Almer�a los incendios agravan uno de los problemas m�s espec�ficos 
  como es la p�rdida del suelo por erosi�n. Eso pone en grave peligro de desertificaci�n 
  a toda la provincia.
Procuremos, en la medida de lo posible, que lo manifestado por Chateubriand:"El 
  bosque precede al hombre y el desierto le sigue" no se produzca en nuestras 
  tierras.
| ACTIVIDADES PARA EL ALUMNADO | 
PARADA
  FINCA DE HU�CHAR
| V�a de comunicaci�n | Nudo de comunicaci�n entre: | Accidente geogr�fico por el que discurre | 
Teniendo en cuenta que el coste econ�mico y ecol�gico 
  de una v�a de comunicaci�n est� en funci�n de los desniveles que hay que salvar. 
  Observa la nueva carretera construida y haz una valoraci�n de los costes tanto 
  econ�micos como ecol�gicos de la misma. Razona la respuesta.
CANTERA DE �RIDOS
| Visi�n general de la cantera | Atractiva | No atractiva | Desagradable | 
| Ruido ambiental | Alto | Normal | Silencioso | 
| Vegetaci�n | Abundante | Escaso | Nula | 
| Residuos | Numerosos | Escasos | Nulos | 
| �Construir�as tu casa en esta zona? | S� | Tal vez | Nunca | 
| 1.- | 
| 2.- | 
| 3.- | 
| 1.- | 
| 2.- | 
| 3.- | 
Desde esta parada se pueden 
  observar las huellas de un incendio.
En los �ltimos a�os Andaluc�a 
  y la provincia de Almer�a han sido devastadas por incendios, tanto accidentales 
  como intencionados (33,3%). Los incendios destruyen, total o parcialmente, la 
  vegetaci�n con lo cual la acci�n de las aguas torrenciales y discontinuas (aguas 
  salvajes), t�picas de Almer�a, aumentan su acci�n erosiva produciendo una p�rdida 
  de suelo que con el paso del tiempo generar� un "alarmante proceso de desertizaci�n", 
  como le sucede a una parte importante de nuestra provincia.
La prevenci�n de incendios 
  junto a las repoblaciones y otras medidas, deben de incrementarse, para evitar 
  que el siglo XXI casi toda la provincia sea un desierto.
| Erosi�n | |
| Ser Humano | Incendios | 
| P�rdida de Suelo | Repoblaci�n | 
| Deforestaci�n | Conservaci�n del suelo | 
| Desertizaci�n | 
PROFESORADO DE GTEYMA
Segundo Ca�adas Albacete. IES Alhadra. Almer�a
  Teresa Claramunt Vallesp�. IES Al-Andalus. Almer�a
  Antonio Emb� Cuenca. IES Celia Vi�as. Almer�a
  Francisco Leal Mart�nez. IES Nicol�s Salmer�n. Almer�a
  Francisco Mart�nez Mart�nez. IES de Aguadulce
  M� Dolores S�nchez Porcel IES Galileo. Almer�a
  Juan Torres Cadenas. IES Albor�n. Almer�a
  Adolfo Uroz Borrego. IES Nicol�s Salmer�n. Almer�a
  Antonio Zapata Rold�n. IES Nicol�s Salmer�n. Almer�a.