EL ECO DE ALHAMA NÚMERO 6 | RELIGIOSIDAD POPULAR |
CREENCIA POPULAR EN LAS ÁNIMAS DEL PURGATORIO EN LOS VALLES DE LOS RÍOS ANDARAX Y NACIMIENTO
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Manuel Francisco Matarín Guil | ![]() |
Maestro de Educación Primaria destinado en Alboloduy. Licenciado en Humanidades. Autor de varios trabajos sobre historia y antropología y coautor del libro. Etnografía y Folkore en un medio rural. Alboloduy (Almería) |
El culto a las ánimas en el cristianismo.
El Purgatorio.
Según
la creencia católica, el nombre de Purgatorio indica un lugar o un estado
de expiación de faltas o pecados cometidos. Quizá las modernas corrientes
de pensamiento se inclinan más por la creencia del Purgatorio como un
estado en el cual al alma se encuentra penando, falta de la presencia
de Dios, meta que deberá alcanzar cuando sea perdonada completamente.
En
el sistema dualista propuesto por la Iglesia, el alma del hombre es juzgada
dos veces, una al morir y otra al final de los tiempos. Cuando el primer
juicio acaba, el alma, según lo realizado durante su permanencia en vida,
es condenada al infierno eterno o es transportada al cielo, donde gozará
de la presencia de Dios. El concepto de Purgatorio nace cuando la Iglesia
piensa que hay almas que no han sido suficientemente malas como para ir
al infierno, ni suficientemente buenas para morar en el cielo. El concepto
y la creencia en el Purgatorio van a verse afianzados en el concilio ecuménico
de Trento (1545-1563). En este concilio, instrumento de la Contrarreforma,
es donde el Purgatorio va a recibir el espaldarazo definitivo. En la sesión
XXV se promulga un decreto basándose en las Escrituras y en la antigua
tradición de los Padres, enseñada en varios concilios, por el cual se
afirma que existe el Purgatorio y que las almas allí retenidas son ayudadas
por los sufragios de los fieles, siendo el más importante el sacrificio
de la misa.
Penas del Purgatorio.
Para
tratar este controvertido tema, no tenemos más remedio que referirnos
a lo que sobre el particular ha enseñado, escrito y legislado la Iglesia
católica. Son dos las principales penas que sufren las almas en el Purgatorio.
Una de daño y otra de sentido. Por la primera se priva al alma del goce
supremo de la visión de Dios, esto repercute en la misma de una doble
manera, una es la misma privación y la otra la tristeza que embarga al
alma la dicha privación.
La
pena de sentido la inflige un agente extraño que actúa sobre las almas
condenadas. Este agente ha sido considerado por mucho tiempo y la mayoría
de los teólogos como el fuego, pero no ha sido nunca dogma de fe, por
lo que nunca se censuraron las opiniones contrarias. Este fuego sólo ha
sido comprobado por las visiones privadas, que la Iglesia define como
revelaciones privadas. Las Escrituras no lo mencionan, pero sí el del
Infierno, por lo que los teólogos han acabado por afirmar que el fuego
del Purgatorio es el mismo que el del Infierno.
Maneras y medios de socorrer a las almas.
Como
decimos anteriormente, el alma al entrar en el Purgatorio está imposibilitada
totalmente para salvarse, depende de los deudos y de la comunidad cristiana,
mejor dicho católica, que debe rezar, ofrecer sacrificios y decir misas
por su salvación. Aquí es donde las ánimas de los difuntos que se encuentran
internadas en el Purgatorio cumpliendo su pena, intentan aliviar ésta
y se aparecen a sus deudos y amistades más allegadas, para obligarles
a cumplir las promesas incumplidas por ellos mismos o a realizar sacrificios,
el más común es el de la misa o actos que vayan en un mejoramiento de
su estancia en el Purgatorio o en una reducción de su tiempo de condena.
De todo ello nace una rica tradición oral sobre apariciones de ánimas
ya sea en solitario o acompañadas, preferentemente en procesión, o voces
de ultratumba que sobrecogen el ánimo de los afectados por dichas apariciones.
Nuestra zona de estudio es muy rica en apariciones de este tipo, siendo
muy notable el caso de un vecino de la comarca, especialmente sensible
al tema y que dice padecer de una gracia muy específica, y digo padecer
porque es lo que él mismo comenta ya que lo que le sucede es contrario
a su voluntad. Él mantiene que ciertas personas, que no se han portado
en vida tan bien como debieran, al fallecer deben pasar un período de
tiempo en la tierra expiando sus pecados antes de entrar en el Purgatorio.
Pero no pueden estar solas, deben hacer compañía a ciertos mortales, especialmente
receptivos, como ocurre con él mismo. Así es que de continuo se ve asediado
por una serie de almas de difuntos, que son familiares suyos o vecinos
del pueblo, que le hacen la vida muy difícil, desde hace ya varios años,
no lográndose acostumbrar a dicha situación
De
todas maneras el tiempo de duración del castigo en el Purgatorio es limitado
y al final todas las almas saldrán de él. Algunos teólogos opinan que
cuando llegue el fin del mundo las almas que en ese momento estén purgando
sus penas, saldrán también, pero Dios que todo lo ve y lo previene, habrá
aumentado consecuentemente la crueldad de las penas y aún más aquellos
justos que vivan en el momento de la destrucción del mundo y que a su
muerte deberían ir al Purgatorio, no tienen mayor problema ya que serán
purificados por el mismo fuego que abrasará la Tierra.
Según
Gabriel Cabello las almas del Purgatorio reciben nuestras oraciones y
pueden servir de nexo con Dios al transmitirlas junto con las suyas propias.
De esta relación se benefician tanto los vivos como los difuntos. Aunque
Lutero dijo que las almas del purgatorio no están seguras de su salvación
o al menos, no todas, el papa León X lo condenó asegurando que todo alma
que entre en el purgatorio está ya salvada. Sin embargo los cristianos
pueden acortar el tiempo de estancia de las almas en el purgatorio. El
concilio Lowitiense (1556) dice que las ánimas pueden ser socorridas con
misas, oraciones, ayuno, limosnas y otras buenas obras de los vivos, así
como con indulgencias. En concilios posteriores se confesó que la mayor
ayuda que se les puede prestar a las almas condenadas es el sacrificio
de la misa. Por consiguiente la mayor parte de las actividades de las
hermandades de Ánimas se encauzan a la realización de actividades en orden
a conseguir dinero con que sufragar las numerosas misas que les hacían,
y aún les hacen, a los hermanos muertos. Otra forma de conseguir monetario
es por medio de las limosnas que los creyentes depositan en las hornacinas
de las ermitas de ánimas, ermitas de las que trataremos a continuación.
Las ermitas de ánimas.
Desde
que se definió el dogma del Purgatorio comenzaron a proliferar dentro
de las iglesias las capillas dedicadas a las ánimas. Sin embargo el centro
de este trabajo gira entorno a las capillas consagradas a las ánimas que
proliferan por todas las Alpujarras y zonas aledañas y, especialmente,
las existentes a lo largo de los valles de los ríos Andarax y Nacimiento.
Origen de las ermitas.
Las
ermitas de ánimas son, pequeñas capillas, que se encuentran situadas a
la entrada o salida de las poblaciones de una parte extensa de Almería
y Granada, especialmente de la Alpujarra almeriense, excepto en los pueblos
de muy reciente creación.
Su
origen es difícil determinarlo, ya que son pocos los documentos escritos
que nos han llegado y todos ellos muy tardíos, finales del siglo XIX y
principios del XX. El resto de las ermitas está sin documentar, sabemos
que la de Alsodux la destruyó una riada a finales del siglo XIX y se construyó
después en el mismo camino, pero cien metros más arriba, cerca de la población.
Las de Canjayar, Huécija y Rágol que tenían forma de qubba, fueron derruidas
en años recientes y reconstruidas con techos de formas variadas.
En
infinidad de ocasiones estas ermitas están desvinculadas del control directo
de los párrocos, siendo servidas por individuos o familias que se van
transmitiendo dicho cuidado de generación en generación, destinando los
donativos depositados en las urnas para el arreglo y mantenimiento de
la ermita. Es gracias a estas dádivas que periódicamente se renueva la
estructura, algunas veces la remodelación acaba en una total demolición
del viejo edificio y su reconstrucción en otro totalmente nuevo y diferente
a su predecesor. La carencia, en muchos casos, de fotografías de la antiguas
ermitas y la desaparición de la memoria del pueblo de la imagen del antiguo
edificio, hacen aún más difícil indagar en el origen de las susodichas
edificaciones.
Para
intentar explicar el origen de las ermitas de ánimas hemos barajado una
serie de hipótesis de trabajo, que, de una manera muy somera, enunciamos
a continuación. La primera de ellas hace remontar su origen a los primeros
repobladores cristianos que quisieron reutilizar los morabitos árabes,
existentes a las entradas de las poblaciones, con fines funerarios para
un culto cristiano dedicado a la muerte y a la vida que existe después
de ella, como son las ánimas del Purgatorio. La segunda estaría apoyada
en la orden dada por la jerarquía eclesiástica para que se sacaran fueran
de los templos los cuadros de ánimas, no teniendo donde colocarlos y darles
el culto que las poblaciones exigirían, posiblemente se construyeran las
ermitas a las entradas de las poblaciones. Sin embargo son muchas los
pueblos que tienen un gran cuadro de ánimas dentro de la iglesia y una
ermita en las afueras. La tercera hipótesis relaciona estas ermitas con
las devociones que los repobladores trajeron a los pueblos y que la iglesia
intentó unificar en el culto a las ánimas. En la actualidad estamos trabajando
sobre la posibilidad de que algún hecho (predicación, mandato, etc.) ocurrido
hacia mediados del siglo XIX en el Arzobispado de Granada y en el Obispado
de Guadix, propiciara la construcción de ermitas de ánimas por los pueblos
de sus áreas de influencia. Los grandes núcleos de asentamientos de ermitas
se circunscriben a esas dos mitras, adquiriendo menos importancia en la
de Almería. Ahora bien, es posible que la proliferación de edificios dedicados
al culto a las ánimas, en áreas muy específicas, se deba a una concatenación
de factores y no a una sola causa.
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Tipología.
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Contenido.
El
contenido y decoración de las ermitas es muy simple. En la mayoría de
los ocasiones se compone de un pequeño altar, situado frente a la puerta
y sobre él un cuadro de ánimas. Éste está formado por una lámina, generalmente
de papel y en menor medida de tela, representando a la Virgen del Carmen
entronizada, consolando y sacando de las llamas a algunas ánimas, siendo
ayudadas por ángeles. En ocasiones más que cuadros son verdaderos retablos
de escayola en relieve. Su similitud hace pensar que pudieran pertenecer
al mismo taller, como ocurre en Alboloduy e Instinción.
Frecuentemente
cuelgan de las paredes laterales, cuadros de santos y vírgenes de autores
desconocidos. Algunas contienen pequeñas imágenes, en otras como en la
de Nacimiento, adornan el altar dos figuritas de terracota, una masculina
y otra femenina que representan ánimas surgiendo de entre las llamas.
Es
tónica general la existencia de una luz permanentemente encendida. Algunas
tienen luz eléctrica, pero la mayoría, por estar en zonas apartadas, usan
velas de cera y luces de aceite, deteriorando las paredes y el techo que
están ennegrecidas. También es corriente la decoración con flores artificiales
de tela o plástico, etc. La puerta de acceso tiene una mirilla para que
los fieles puedan ver el interior y una ranura conectada con el cepillo
que recoge el dinero que depositan los devotos.
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