EL ECO DE ALHAMA NÚMERO 4 | HISTORIA |
Julio Gómez "Relampaguito"
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La Plaza de
España, su glorieta, resulta la atalaya perfecta desde donde deleitarse ante
el bello contraste de claroscuros, sugerencias y matices cromáticos que el valle
del Andarax depara al visitante. Frente a su mirador la
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vista desciende por
emparrados niveles al Llano del Halcón, "Pago de la Fuente", donde
se alza el Cortijo de "Relampaguito" -o del "Torero"-, vestigio
tangible de la estancia en Alhama del taurino de mayor proyección que Almería
ha parido en su dilatada historia: Julio Gómez Cañete. Principiemos con un esbozo
biográfico. Tercero de los hijos habidos en el matrimonio de Juan y Francisca,
nació el 24 de noviembre de 1.884, en la calle del Reducto, aledaña a la plaza
de Pavía del castizo barrio de Pescadería. Siendo la familia de condición humilde,
el niño tuvo un breve acceso a la escuela pública antes de dedicarse, forzosamente,
a tareas diversas con las que agenciar algunos reales al modesto peculio
hogareño: aprendiz de panadería, acarreador de mercancías, hacedor de recados
en el puerto...
Cuadrilla infantil
almeriense. Sentados: Amador López (Boriqueño)
y Francisco Moreno (España). De pie: Julio Gómez
(Relampaguito),
Nicolás Viciedo (Tiroliri), Juan Beltrán (Fosforito), Jerónimo
García
(Chicharito) y Manuel Alarcón (Cofre).
La afición
del chiquillo le llevó prontamente a enrolarse en una de las múltiples agrupaciones
juveniles que se organizaron por aquellas calendas en Andalucía: La "Cuadrilla
de Niños Almerienses". Desde el principio su nombre iría unido al de los
clásicos Tiroliri, Correñeta, Cofresí, Ciúrvana, Iguiño, Borinqueño y España.
Su presentación tiene lugar en Almería, enero de 1.899, ante la creciente curiosidad
por calibrar el arte de tan tiernos infantes A partir de aquí, dirigido por
el aficionado "Caldera", continúa su aprendizaje por Orán y diversas
provincias: Granada, Jaén, Melilla, Málaga, Madrid, Sevilla, Zaragoza, Barcelona,
Valencia, Logroño... En 1.901 inaugura la primitiva plaza de Huércal-Overa -posteriormente,
ya como matador de alternativa, haría lo propio con las de Berja y Canjáyar,
en 1.907 y 1.914 respectivamente-. El debut en Madrid, ya suficientemente placeado
con caballos, se remonta a 1.904, conformando cartel con "Camisero"
y Manuel Mejías "Bienvenida".
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En 1.912 arriba
a Alhama recién desposado con Amelia Vigar -señorita de la alta burguesía-,
llevando consigo a su primogénito Julio y a su padre, reconocido coloquialmente
en el pueblo por don Juan. De él surgió una anécdota que ha quedado como
refranillo: "... todavía le queda plata menía al duro". Resulta
que se había encontrado uno de aquellos hermosos duros de plata y, como quiera
que al buen hombre le gustaba un tanto "empinar el codo", se fue de
juerga con un compadre; a los dos días el amigo trató de regresar a su
domicilio y fue entonces cuando don Juan le contestó eso de "aún
le queda plata al duro".
Se instala
en la calle de La Fuente -casa-cortijo adquirida tras una transacción crediticia
con la anterior propietaria, doña Amalia Sánchez Quiñones-. Sucesivamente nacen
en Alhama: Miguel, Amelia Laura, Carmen y Laura. A los dos varones le haría
desistir de sus incipientes escarceos taurómacos, sospechando que no descollarían
en una profesión altamente competitiva ¿severo crítico consigo mismo y sus más
allegados¿. Carmen fallece a los tres años, 1.921, y Amelia Laura en octubre
del 36, en el Balneario donde la habían trasladado en la esperanza de que superaría
una tuberculosis pulmonar. Quedó al cuidado de doña Mª Joaquina Segura -regente
del establecimiento termal-, como asimismo se hizo cargo de la hija de corta
edad que dejó (la había amadrinado). Las dos hermanas fueron enterradas en el
Cementerio local.
Esto amargaría,
aún más, el carácter un tanto peculiar de "Relampaguito". No obstante
en Alhama pasaría las mejores décadas de su vida, alternando su profesión con
el cultivo de una pequeñas fincas plantadas de parras -pagos del Torero, Chuzos,
Lavadero y las Cuadras- y varios negocios mas bien modestos: granja de gallinas
ponedoras y de marranos chatos malagueños, variantes desconocidas hasta
entonces e importadas por él. Inscrito en calidad de productor uvero figuró
en la Sociedad "La Tertulia" y subsiguiente "Círculo Unión Alham
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eña".
Tiempo de ocio y trabajo que complementaría con su pasión por la caza, el "tiro
al pollo" y, muy especialmente, con sus obligaciones de Concejal. Repasados
los Libros municipales, durante el periodo del Directorio Militar de Primo de
Rivera, nos encontramos con el Acta que transcribo:
"Ayuntamiento de Alhama. Acta de la sesión del nueve de abril de mil novecientos veinticuatro. El Sr. Alcalde -don Emilio Carnevali y Martínez Illescas- expone que el Concejal corporativo designado por el Excmo. Sr. General Gobernador Civil para representar en el Ayuntamiento al Sindicato Agrícola de éste pueblo es don Julio Gómez Cañete, según comunicación nº 218, fecha siete del actual, dirigida a ésta Alcaldía, y a la que se dio lectura quedando enterada la Corporación. Que dicho Sr. se disponía a posesionarse de su cargo, acordando la corporación que lo haga cuando tenga por conveniente. Y presente el dicho señor don Julio Gómez Cañete, acepta su nombramiento pasando a ocupar un asiento en los sillones del Concejo (...) por unanimidad se acordó que el número de Comisiones que han de informar en los distintos negocios y asuntos que competen al Ayuntamiento, y en su caso a la Comisión Municipal Permanente, sea el de seis -Hacienda, Beneficencia, Festejos, Abastos, Instrucción Pública y Ornato, Aguas y Alumbrado-. (...): Festejos, don Emilio García y Don Julio Gómez. Abastos: don Manuel Mercader Martínez, don José Rodríguez Martínez, don Emilio García López y don Julio Gómez Cañete. Como Presidente de estas Comisiones queda designado el primer Teniente de Alcalde, don Lorenzo Cortés Utrera".
Cotijo de
"Relampaguito" en el paraje
frente al Balnealrio de Alhama
En la referida
etapa nos aseguran que fue un celoso cumplidor de sus funciones en Abastos -estricto
en el control del pan y otros alimentos- y en Festejos, donde sustituyó la tradicional
"Quema de la Zorra" por el "Toro de Fuego". Su actividad
duraría hasta 1.927. En sesión extraordinaria de 24 de enero, Alcalde y Concejales
presentaron la dimisión de sus cargos a consecuencia de un voto de censura de
"La Unión Patriótica" por "la negligencia y poco interés que
habían manifestado en defensa de los intereses a ellos confiados".
Dicha moción fue rechazada por "infundada"; no obstante se
ratificaron en su firme decisión y, consecuentemente, el Gobernador aceptó,
en parte, la renuncia de algunos ediles -entre ellos la de Julio Gómez-, produciéndose
el relevo parcial del Consistorio en sesión extraordinaria de 1º de febrero
siguiente.
Desde Alhama
se traslada a cumplir los contratos contraídos; cuidando previamente de mantener
la forma física dando largas caminatas por los alrededores, amén de esmerarse,
a la puerta del cortijo, en la limpieza y cuidado de sus trebejos profesionales.
Perfectamente integrado en la sociedad local, gozó de la estima y consideración
de sus convecinos. De las amistades que cultivó destacamos a Tomás Martínez
Rodríguez "Chatillo de Almería", el más renombrado diestro nacido
en Alhama. El bueno de Tomás nos daba cuenta del surgimiento de su afición y
de los entrenamientos, consejos e instrucciones que le proporcionó "Relampaguito".
Colaboró en
el montaje de la novillada celebrada en Alhama, abril de 1.914, en el solar
del "Juego de Pelota". Coincid
adb
iendo año y mes, inauguró la plaza de
Canjáyar -Julio era devoto de la Santa Cruz y en la localidad vecina era bien
apreciado-. Con sus subalternos: Cofresí, Ciúrvana, Calero y Agujetillas cuajó
cuatro espléndidas faenas a toros de Romualdo Giménez, de La Carolina (Jaén);
los toros fueron transportados río arriba, desde la estación de Gádor, en carros
muleros, debidamente acondicionados.
Hasta aquí
el resumen, convenientemente extractado, de la presencia de Julio Gómez "Relampaguito"
en Alhama de Almería. Creemos que el pueblo en que vivió largo tiempo (1.912-1.939),
haría justicia perpetuando su memoria con la rotulación de una calle, lápida
o busto que recordarse a los alhameños y a la afición taurina en general al
que en vida resultó el torero más importante que existió en nuestra querida
provincia.