EL ECO DE ALHAMA NÚMERO 26 LA IGLESIA DE ALHAMA
 

Sobre las obras de
MEJORA DE LA IGLESIA

Unas notas introductorias

María Carmen Amate Martínez
Instituto de Estudios Almerienses

Vista general de Alhama con la iglesia en el centro del pueblo según el Catastro de Ensenada de 1752

Este año 2008 quedará inscrito en los anales de historia de Alhama como una fecha muy especial por dos importantes acontecimientos. Uno de significación religiosa y cultural, representado por las obras de acondicionamiento y mejora llevadas a cabo en la iglesia parroquial de San Nicolás de Bari; otro de índole social y política, referido a la conmemoración del centenario de la muerte su hijo más universal, Nicolás Salmerón y Alonso. Centrémonos en el primero de estos acontecimientos para tratar de aportar unas líneas introductorias que permitan al lector situarse en el tiempo, captar la profunda y estrecha vinculación que existe entre esta iglesia y el propio pueblo de Alhama, así como recorrer los distintos avatares que este singular edificio ha sufrido en el transcurso de los siglos.

Imagen exterior de la iglesia antes de las obras de 1967-1969 Colección familia Barquero Artés.

Pues bien, desde aquella primera iglesia levantada en los años primeros del siglo XVI sobre la primitiva mezquita, bajo la advocación de nuestra señora Santa María de la Encarnación, de una sola nave y tapiales de ladrillo, con capacidad suficiente para albergar a toda su población, hasta las obras de adecentamiento y mejora realizadas en este año 2008 han transcurrido algo más de cinco siglos. En este dilatado periodo de tiempo Alhama ha sido el escenario en el que han ido sucediéndose los variados acontecimientos que configuran su historia hasta conformar la imagen con la que llegado hasta nosotros, los alhameños de este siglo XXI, al mismo tiempo que la protagonista de los múltiples cambios, de las transformaciones de tan profundo calado, que la llevaron desde ostentar la capitalidad de la antigua tahá de Marchena siendo un pueblo próspero y centro político y de servicios de la zona hasta quedar reducida a un espacio vacío, despoblado y hundido durante casi una centuria, para nuevamente, conforme avanzaba el siglo XVII, iniciar un lento pero continuado proceso de recuperación -aunque con las etapas de crisis económicas y bélicas que afectaron a la sociedad española en general- que culmina en nuestros días. Y en perfecta sincronía con esta evolución las sucesivas transformaciones que se suceden en su iglesia. Porque la historia de la iglesia de Alhama ha corrido paralela con la historia del pueblo y de sus gentes. Ha sido el punto de encuentro para la vida de comunidad, y no exclusivamente desde el punto de vista religioso sino que también ha sido el lugar de congregación de la sociedad alhameña cuando ha sido requerida para la toma de decisiones que afectaran a la comunidad. Los ejemplos en este sentido se suceden en el tiempo. Baste recordar la convocatoria para la constitución de la Hermandad de San Nicolás de Bari realizada por las autoridades del Concejo (1), allá por el año de 1704 o bien la reunión del Cabildo celebrada el día 19 de octubre de 1783 tras ser convocados a son de campana tañida con el fin de confirmar el nombramiento de San Nicolás de Bari como patrón titular de la parroquia de Alhama la Seca que, al decir de nuestros antepasados, se ha tenido desde tiempo inmemorable (sic) por Patrono titular de la referida Iglesia sin constar auténtica elección, ni menos aprobación...(2) Nombramiento que fue ratificado el día 26 de ese mismo mes de octubre cuando también las mujeres y los niños de Alhama, reunidos todos en la iglesia, expresaron con su voz que querían que San Nicolás se tuviese por Patrón titular de la iglesia de Alhama... Éstos son solamente algunos de esos momentos en los que el pueblo, reunido en su iglesia, adopta decisiones de amplio calado para la comunidad. En este sentido, el trabajo realizado por el investigador Emilio García Campra, gran conocedor de la historia de esta iglesia, nos permitirá, a la luz de la información que nos proporcionan los documentos, conocer la inquietud y a el interés de los alhameños por disponer, en cada uno de los momentos históricos, de un edificio destinado al culto, adecuado a las necesidades del pueblo. Al mismo tiempo deja patente las profundas transformaciones que ha sufrido este edificio en el tiempo, que se confirman nuevamente en el trabajo que realiza David Martínez Amate a partir de la observación directa llevada a cabo durante las obras de mejora que en el transcurso de este año se han realizado. El hecho de mejorar \os revestimientos interiores y exteriores de la estructura de la iglesia y de realizar una profunda zanja perimetral para solucionar el problema de las humedades, ha permitido que salgan a la luz los primitivos materiales de cada una de las intervenciones realizadas en siglo pasados, que se van superponiendo unas sobre otras, permitiéndonos "leer" como si de un libro se tratara las diferentes modificaciones realizadas. Encontramos, así, elementos que bien pudieran asignarse a aquella primera iglesia, construida sobre la antigua mezquita, ampliada notablemente un siglo después, y vaciada de toda ornamentación en los años centrales del pasado siglo XX (1957-1959) prestándole la imagen con la que ha llegado hasta la actualidad.

Precisamente por lo destructiva que fue esta remodelación y por su proximidad en el tiempo, hemos tratado de recoger el testimonio de algunas de las personas coetáneas a estos acontecimientos. Los recuerdos de José Muñoz Artés y el buen hacer de Guillermo Artes Artes, nos permiten conocer algunos de los aspectos formales de aquella intervención que, si bien mejoró sus condiciones estructurales, también significó la ruptura de la imagen que durante siglos los alhameños tuvieron de su iglesia, al desposeerla de su programa iconográfico, de todos los elementos ornamentales propios, que le prestaban su singularidad. Un templo vacío, tosco y despersonalizado, fue el resultado de las obras que se llevaron a cabo entre los años 1967 y 1969.

Imagen que presentaba la iglesia antes de comenzar las obras.

Han transcurrido treinta y ocho años desde aquella remodelación, cuando surge la iniciativa particular de intervenir una vez más en el adecentamiento y mejora de este edificio religioso. En este caso, la iniciativa parte de la familia Picón Martínez, representada por José Antonio Picón -hijo predilecto de este pueblo-, que pone en marcha un proceso integral de reformas que se inicia transmitiendo grandes dosis de ilusión a los distintos profesionales que han de participar en este proyecto. Primero a un reputado arquitecto, Ramón de Torres, responsable de importantes trabajos de restauración en edificios de carácter público y religioso tan señeros como la Catedral de Almería, la Alcazaba y la casa del poeta José Ángel Valente. Al mismo tiempo a la alhameña Dolores Martínez Utrera, aparejadora y profesora de Secundaria en el Instituto de Canjáyar, que junto al arquitecto han llevado a cabo todo el proceso de recuperación de la iglesia de una manera desinteresada y altruista. Este arquitecto nos ofrece un detallado trabajo en el que recoge, con toda claridad, las distintas intervenciones que se han llevado a cabo para la mejora de la iglesia, que permitirá a las generaciones venideras de hombres y mujeres de Alhama conocer con detalle las obras realizadas en su iglesia en los primeros años de este siglo XXI.
Después, una vez realizado el proyecto inicial, contactan con un amplio abanico de profesionales, artistas y artesanos de Alhama que, contagiados de la grandeza del proyecto y de la ilusión de su promotor, abordan con orgullo la realización de los trabajos hasta completar una obra de la que hemos de sentirnos muy orgullosos. Una espléndida vidriera policromada, que aúna la tradición de las antiguas catedrales góticas españolas con la modernidad de un diseño contemporáneo, donde la luz y el color crean un espacio simbólico, cambiante, de profundo carácter religioso que atrae las miradas de espectador. El revestimiento interior de las cubiertas, la iluminación, el nuevo mobiliario, el acondicionamiento térmico del edificio, y un largo etcétera, complementan y conforman la nueva iglesia.

Imagen que presentaba la iglesia antes de comenzar las obras.

Primando en mí la faceta de historiadora y pensando que es posible que a los alhameños de los años venideros pueda interesarle conocer el coste de esta remodelación, conocer precios de los elementos nuevos, los distintos oficios, etc., como fuente de investigación para el conocimiento de la vida en Alhama en estos años primeros del siglo XXI, no me resisto a dejar constancia aún de forma global del valor económico de las obras llevadas a cabo en la iglesia. No podemos aportar unas cifras desglosadas de cada uno de capítulos realizados, pues aún no se han concluido, aunque sí su importe global que gira entre los seiscientos ochenta mil y setecientos mil euros. En el próximo número de El Eco de Alhama trataremos de complementar este capítulo económico junto con las distintas fuentes de financiación de la obra. Así mismo incluiremos un dossier de imágenes que recojan los actos de la inauguración de este edificio tan señero.

Finalmente añadir que las obras de mejora de la iglesia parroquial de San Nicolás de Bari son ya una realidad que se verá culminada el próximo día 29 de noviembre cuando el pueblo de Alhama, al son de las campanas de su parroquia, como ha sucedido en todos los acontecimientos importantes de su historia, se reúna en su iglesia para celebrar uno de esos acontecimientos que quedará marcado en las páginas de su historia.

1.- Una información más detallada la encontramos en AMATE MARTÍNEZ, MC. Alhama de Almería. Perfil de su historia (2007) P. 139-146 y de la misma autora San Nicolás de Bari patrón de Alhama de Almería. Historia y tradición (1999).
2.- Archivo Parroquial de Alhama de Almería. Libro 6. Voto del pueblo de Alhama para elegir a San Nicolás de Bari por Patrón titular de este parroquia.