EL ECO DE ALHAMA NÚMERO 9 EDITORIAL

Editorial

Hay quien define la historia como la ciencia del tiempo, y en nuestro caso nos atreveríamos a afirmar que El Eco de Alhama ya tiene su historia, pues son cinco años el tiempo que lleva compartiendo con todos nosotros el objetivo de aproximarnos al espíritu de un pueblo en sus múltiples aspectos, tal como corresponde a la filosofía con la que fue creado.

Con un conjunto de artículos que recogen una pluralidad de enfoques temáticos, este número nueve de El Eco de Alhama nos permite adentrarnos en el pasado, situarnos en el presente y dotarnos, casi de las líneas que nos ayuden a vislumbrar hacia donde se dirige la realidad histórica, social y económica del municipio. En este contexto, merece especial interés el concepto de desarrollo sostenible, entendido como la necesidad de mantener el equilibrio entre el desarrollo económico de un lugar determinado, en este caso Alhama y su comarca, y su realidad cultural en la acepción más amplia del término.

Abogamos desde estas líneas por el mantenimiento de un equilibrio armónico entre progreso y conservación de nuestro patrimonio cultural, pues son dos conceptos que no están reñidos sino que, por el contrario, se complementan. Sirva esta reflexión para plantearnos la urgente necesidad de recuperar con una actuación rigurosa, uno de los elementos arquitectónicos más emblemáticos del municipio: La Cruz de Arriba. Evitemos con la colaboración de todos que Alhama y los alhameños sigan perdiendo sus señas de identidad en aras de la dejadez, en unos casos, o por su desconocimiento del valor de nuestro patrimonio, en otros. El patrimonio cultural nos pertenece a todos, es un legado que nuestros antepasados nos han ido transmitiendo.

En lamentable sintonía con el párrafo anterior, y con El Eco ya en la imprenta, surge la desoladora noticia de un atentado contra nuestro patrimonio. Restos arqueológicos aparecidos en las excavaciones para las obras del frontón han sido irreparablemente dañados con actuaciones irresponsables. Lo que podía ser testimonio de nuestra historia, y quizás un testimonio importante, que hubiera supuesto para nuestro pueblo un enriquecimiento en todos los sentidos, no solo en el cultural, ha quedado, no sabemos si en parte o en todo, sepultado bajo el hormigón. Nos tendremos que conformar con llevarle flores el día de los difuntos. Imaginemos que hayamos enterrado los restos de unas termas romanas: lo que eso hubiera supuesto para el enriquecimiento del conocimiento de nuestra propia identidad. Alhama significa lugar de baños. Con ese atentado se ha impedido que recuperemos parte de nuestra memoria.

Ojalá que aprendamos de nuestros errores. Conservemos y recuperemos lo nuestro, y transmitámoslo a las generaciones futuras. Hagamos visible el espíritu de nuestro pasado enriqueciendo al mismo tiempo nuestra realidad presente. Unamos nuestro esfuerzo. Seguro que el fin lo merece.