EL ECO DE ALHAMA NÚMERO 7 ALHAMEÑOS ILUSTRES

 

José Artés de Arcos

Guillermo Artés Artés

Muchas veces ocurre que la frase "nadie es profeta en su tierra" se convierte en realidad en determinados casos. Tal vez al personaje que ocupa este artículo, desgraciadamente también se le pueda aplicar. Don José Artés de Arcos, alhameño, persona emprendedora donde las haya, empresario que llegó a lograr unas metas envidiables, ha pasado a estar casi olvidado para su pueblo. Unas veces las circunstancias políticas, otras, temas personales, hacen que las instituciones locales en primer lugar y la mayor parte de los ciudadanos, coloquen en el olvido a personas que no lo merecen.

En este artículo procuro alejar de mí toda influencia política, todo tipo de rencillas personales, y mostrar de forma breve y sencilla la vida de un alhameño que pretendió hacer muchas cosas buenas por su pueblo, aunque no fueran tantas las que le permitieron.

 

Nace Alhama de Almería el 27 de Febrero de 1893, en la calle que hoy lleva su nombre y en la casa de sus padres justo al pie de la torre de la iglesia. Sus padres Gabriel Artés Pascual y María de Arcos eran panaderos en Alhama. A los pocos años de nacer y por cuestiones políticas se marchan a Tabernas donde permanecen varios meses, instalándose posteriormente y de forma definitiva en Lucainena de las Torres, donde el joven José Artés pasaría toda su adolescencia.

A los doce años de edad trabajaba en la panadería de su padre y puesto que el trabajo se efectúa de noche, emplea la mayor parte de las horas diurnas en la lectura de tratados de física, alternando con la ejecución de trabajos de pequeña mecánicas a los que era muy aficionado. Arregla relojes, máquinas de coser, construye un violín, un triciclo y finalmente un alambique para la destilación de licores, empleando para ello los más diversos materiales, dando con ello muestras de su interés, desde la tierna edad por emplear su tiempo en cosas útiles.

Su padre le coloca de aprendiz en la "compañía Sota Aznar" teniendo que trabajar durante un año, ya que los reglamentos así lo exigían, de sol a sol cargando material casi incandescente, salido de los hornos de calcinación a los vagones, para su transporte al embarcadero. Al cabo de un año le destinaron a los talleres en calidad de ayudante de forjador. Dedica sus ahorros, ya que no tiene ningún vicio, a la adquisición de libros. Entre tanto se inscribe en el Instituto Norteamericano para estudiar la carrera de Ingeniero a distancia.

Durante su trabajo sus compañeros veían asombrados que, mientras se calentaba el hierro en la fragua, resolvía con una tiza problemas de cálculos de engranajes, cubicaciones, etc.; y de noche sobornando con pitillos a los operarios procuraba colocarse clandestinamente a la sección de máquinas para observar el desarrollo del trabajo de torno. Al año y medio después ocupa una vacante de tornero mecánico.

Impaciente por perfeccionar su profesión se traslada a Melilla donde ingresa de tornero en la "Compañía Española de San Juan de las minas" logrando en menos de dos años el puesto de encargado en la sección de máquinas y herramientas.

En 1918 siendo un modesto operario tornero y robándole horas al descanso, se construye en horas festivas un motor rotativo (o turbina de explosión), que es su primera patente de invención, nº 61714, de las que luego habrían de sobrepasar las quinientas al correr de los años.

Por entonces comienza su obra social organizando en Melilla un club deportivo y fundando una escuela de aprendices, de la que es nombrado profesor de matemáticas y dibujo.

En julio de 1918 se traslada a Barcelona, y mientras de día trabaja en una empresa de reparando motores de buques, por la noche asiste a dos academias, una para ampliar sus conocimientos técnicos y otra para aprender el idioma inglés.

La gratificación y el importe de las horas extraordinarias recibidos por una importante reparación de un barco, seiscientas pesetas en total, son el capital incial para establecer en 1927, un tallercito de reparación de automóviles.

Conoce a su mujer, ya que él paraba en una pensión de la Rambla de las Flores en Barcelona, de la que eran dueños los padres de ella. Después de unos años y de varios intentos, vuelve de Gerona y se casan, instalándose de realquilados en una casa cerca de la Sagrada Familia.

Casado, con un hijo, sostén de sus hermanas, ve como el tiempo avanza y los escasos ingresos económicos no llegan a cubrir los vencimientos de las letras. Pero él no concibe otra solución que la del trabajo y con el fin de mejorar su situación comienza a inventar un gran número de accesorios de automóviles.

En el año 1929, habitando un pequeño altillo de madera instalado en el mismo local de su industria, situado en la calle de Córcega, ya podemos ver el nombre de Artés en el parachoques del automóvil de S.M. el Rey Don Alfonso XIII. También por entonces entre otros inventos encontramos el economizador de gasolina Artés, el silbato, hasta llegar a la más famosa y productiva de sus patentes, la bocina de aspiración, que en poco tiempo fue copiada por la mayoría de los países. Realizó una demostración de este invento aplicándolo a un coche comprado a plazos y recorriendo España entera de viaje de propaganda, ante el asombro de los habitantes de los pueblos y ciudades a la vista de un conjunto de bocinas de diez notas que interpretaba música regional. El final de este viaje culminó en el patio del Palacio de Oriente en el que entró Artés tocando la marcha real, y poco tiempo después en los Campos Eliseos de París en ocasión del Salón del Automóvil interpretando la Marsellesa con su bocina.

Durante la Guerra Civil, la situación económica es más holagda, de sus doce hijos sólo viven seis, pero la inquietud de Artés no conoce límites, ambiciona su propia industria, sus propias máquinas, así que ayudado por sus antiguos aprendices se construye sus utillajes y máquinas especiales, mecanizándolo todo y rematando esta obra cuando levanta la que sería su primera fábrica en un solar con mucha visión de futuro en una zona un poco apartada de Barcelona, pero que a la larga llegaría a ser uno de los lugares más importantes. De las cinco plantas, dos las destina al trabajo, con una superficie de cuatro mil metros, con abundante luz, calefacción, botiquín, espléndidos lavabos y duchas, etc. Las tres plantas restantes, dedicadas a la vivienda de él y sus hijos, al igual que para muchos de sus empleados.

Desde este momento sube como la espuma, realiza sociedades con todos los grandes del automóvil, llegando a ser una de las industrias de repuestos de automóvil más completas de Europa.

A mediados de los años 50, ya estaba bien asentado en Barcelona, vuelca su mirada y su capital para Almería. Él nunca borraba de su mente su pueblo. A lo largo de todos estos años de actividad, visitaban Alhama por fiestas, sobre todo por San Nicolás. En el año 1955 restaura la casa que fue de su padre, donde nació, y que utilizarán de lugar de residencia en sus innumerables visitas, cada vez más, a Alhama.

Compró en sociedad con Domingo Artés y Pérez Manzuco un solar en Almería junto a la Rambla donde instala un taller de reparación de coches y un taller de carpintería, que utilizará para realizar toda la carpintería de sus propias construcciones, al igual que en la actual Avd. del Mediterráneo, instalará una pionera fábrica de bloques de hormigón utilizados también para sus construcciones. Podemos decir que todo lo que necesitaba se lo fabricaba él mismo en sus talleres instalados al respecto.

Compró el solar junto a la Estación de Autobuses y ahí constuirá la fábrica de Almería. Por entonces también tenía otra gran cantidad de industrias en Madrid, dedicada a la construcción de arcas de caudales, ya que compró la patente a "Soler", el más fuerte en este tema, y llegó a tener la más importante firma de España.

Estando en Barcelona sufrió dos ataques de reuma que le afectaron al corazón, por lo que hizo que le trajeran en ambulancia, ya que no había un mejor medio de transporte, a Alhama, para bañarse en los baños termales, que por entonces eran propiedad de Falange. Después de darse unos baño fue tal la mejoría que volvío conduciendo a Barcelona. Desde entonces en su cabeza solo ronda la idea de comprar este edificio para que se pueda beneficiar la humanidad de este agua.

Después de comprarlo, lo restaura y hace un Hotel Balneario donde pudiesen venir personas de todo el mundo a curarse. Anexo al Hotel construye una fábrica que se dedicaría una vez cerrada la de Madrid, a la construcción de cajas de caudales. Encima de ésta construirá unas viviendas para los empleados que no tienen casa.

Desde muy joven y a lo largo de su vida le obsesinó el tema del agua. Siempre contaba que siendo crío y bajando por la calle de la fuene con su madre, tenía la sensación de que se iba a ahogar, pidiéndole a su madre que le cogiese.

Esta inquietud le llevó a realizar varios sondeos en Alhama en la zona del Humbrión, cuando el pueblo estaba todavía bastante mal en este aspecto, obteniendo buenos resultados. Unos años después, realizaría el último de los sendeos en la misma carretera junto al "Molinero", dándole buenos resultados en cuanto al agua, pero muchos quebraderos de cabez en cuanto a denuncias y pleitos por falta de permisos, etc. A raíz de este sondeo creó una planta embotelladora de agua que estuvo varios años comercializando el agua de Alhama.

Fue declarado hijo predilecto de Alhama, y en las fiestas Patronales del año 1966 en las que se inauguró una fuente pública en la Plaza de España, fue el pregonero, diciendo en dicho pregón palabras como estas que resalto textualmente a continuación ya que demuestran por sí solas la personalidad de este hombre y lo comentado anteriormente sobre el agua: "Insensiblemente estamos siendo testigos de una profunda transformación de nuestro pueblo ..." , "... yo podría decir que estamos pasando de la era de cántaro a la era del confort y la higiene; a una época en la que esfuerzos, sudores y desvelos por el pan de cada día, van a depender menos de los rigores de la climatología áspera ...", "Hace tiempo os prometí que no iba a descansar hasta encontrar agua y he podido cumplir mi promesa. Recuerdo que en el acto en que me declarasteis Hijo Predilecto de la Villa, se alzó una voz diciendo: -Artés preocúpate de traernos agua-. Aquella voz resumía el ansia incontenible de generaciones que padecían la fatiga del agua y la sed de sus tierras.", "... nunca mi pensamiento pudo separar la angustiosa llamada de aquellas palabras, que llegaron a obsesionarme. Consideré que no tendría derecho al descanso en tanto no lo consiguiera. Por eso en este acto, tengo la enorme satisfacción de regalaros una fuente pública con agua potable y fría...", "... hemos encotrado un caudal que todavía no puede cifrarse porque supera a los veinte litros por segundo que la maquinaria instalada puede elevar, y está a vuestra disposición para canalizarlo hasta el interior de los hogares."

El día 1 de Enero de 1985 muere en Almería después de llevar un año prácticamente hundido por la muerte de su mujer. Su salud era envidiable, dijo adiós a la vida casi por gusto, quien tanta vitalidad había inyectado a las personas siempre.

Termino con sus propias palabras. "Creo que lo importante es mirar al futuro, ya que nuestra comunidad, como todo órgano vivo, o crece o muere. De los hombres y de los pueblos má interesante que averiguar de donde vienen, es saber a donde se dirigen."