EL ECO DE ALHAMA NÚMERO 6 | ECONOMÍA |
Declive del parral en Alhama
Basilisia Ibáñez Alba Cuando empezamos a subir la carretera comarcal que nos trae hacia Alhama, los conocedores de la provicia que hace unos cuantos años ya andábamos por aquí, sentimos una especie de añoranza del paisaje tan espectacular que tenían estas laderas rocosas, ya que actualmente sólo vemos fincas abandonadas cubiertas de malas hierbas con algún que otro invernadero asomando por cualquier esquina.
Normalmente nuestra añoranza da paso a la indignación contra el Decreto de arranque de viñedo que propició esta desnudez de la tierra. Si somos capaces de retrotraernos en el tiempo, recordaremos que desde el año 1973 todos los organismos oficiales (Agencias de Extensión agraria, Jefaturas agronómicas, etc.) dieron la voz de alarma con respecto a la crisis que ya se preveía para el cultivo de la uva de Ohanes.
A partir de dicha fecha desde la Administración se insistió en la reconversión del cultivo. Se pretendía que esta reconversión se hiciese a base de cambios de variedad, introduciendo en la comarca otro tipo de parras, ya que lo que entraba en crisis no era el cultivo de la parra sino la uva de Ohanes en particular.
A todos estos consejos e indicaciones desde la Administración se le hicieron oídos sordos por varias razones que pasaremos a analizar:
1.- Se consideró que desde la Administración no se tenía una percepción clara del problema de comercialización, y que las soluciones que daban (cambios de variedad) eran para no tener que buscar mercados para la uva.
2.- Los agricultores de la zona no querían "despedirse" de la uva de Ohanes que tanta riqueza había dado y tenían el convencimiento que la crisis era algo pasajero que se solucionaría con el tiempo.
3.- los pocos intentos de cambio de variedad no llegaron a buen término, ya que las técnicas de cultivo de otros tipos de uva son radicalmente distintas a la de la uva de Ohanes, por lo que los agricultores de la zona, grandes expertos en cultivo de la uva de Ohanes pero desconocedores de las técnicas de cultivo de otras variedades, quisieron aplicar sus conocimientos en variedades distintas a la Ohanes (podas, abonados,etc.), dando al traste con la calidad de la uva.
4.- la falta de perspectivas de futuro de la variedad Ohanes dio lugar a la utilización de material vegetal cada vez menos selecto, lo que provocó una degeneración en la variedad.
Así, el tiempo, que los agricultores pensaban que iba a jugar a su favor, lo único que hizo fué agravar más el problema, ya que después de una campaña mala le seguía otra peor. Como consecuencia, se fue produciendo paulatinamente una descapitalización de los agricultores, llegando incluso a trabajar en otras actividades para compensar las pérdidas que les producía el parral.
Poco a poco el parral fue empezando a arrancarse, ya que algunos agricultores iban tomando conciencia de que el problema era más grave y no tan pasajero com ellos habían previsto.
En la campaña 87-88 un programa de abandono definitivo de cultivo de viñedo, puesto en marcha por la Comunidad Económica Europea, dio la oportunidad a la Administración española de poder paliar en parte el descalabro económico que suponía en esta comarca el arranque del parral, que ya se estaba haciendo sin subvención.
Por ello lucharon para conseguir que la parra, que por lógica tendría que pertenecer a la OCM de frutas y hortalizas, fuese renococida en la OCM de viñedo, para así poder acogerse a las subvenciones de arranque.
Este programa europeo, que estuvo en vigor hasta la campaña 95-96, no hizo ningún tipo de daño a la comarca, sino que contribuyó a sacarle algún beneficio económico a la situación, pues la uva de Ohanes estaba condenada a muerte por los mercados tanto nacionales como internacionales.
Para el pueblo de Alhama este programa supuso el arranque de 101,4775 hectáreas de parral, con un coste económico de 199.991.219 pts., siendo los beneficiarios 156 productores.
Esta se puede decir que es la crónica anunciada de la muerte de la uva de Ohanes, a la que aún los viejos agricultores refieren como la mejor del mundo e incluso algunos de ellos se empecinan en seguir cultivándola, sin oir los consejos y recomendaciones, y no teniendo en cuenta que en una sociedad como la nuestra lo que manda es el mercado, no es el gusto del que cultiva, sino el gusto del que compra el producto, y la variedad de Ohanes, con su piel dura y sus pepitas, no es apetecible para los paladares actuales.
Los jóvenes, con menos "traumas", sí están viendo más claro el futuro y se están decantando pro cambios de cultivo para volver a hacer rentable la agricultura en un pueblo que tiene todos los requisitos (suelo, agua, clima) que otras zonas desearían para sí. Para ello no dudan en capacitarse y aprender nuevas técnicas como demuestran la gran demanda de formación agraria que actualmente existe en Alhama.